miércoles, 17 de febrero de 2010

TOMO XI. Llegó... La linda… llegó Salta!!! // 03-16 Dic 2009

Como el Tomo lo indica, llegamos a Salta… pero llegamos por la puerta trasera… entramos por los Valles, por los viñedos, por Cafayate. Entramos por un pueblo hermoso, donde las artesanías y los extranjeros se hacen presentes en cada rincón. Así fue como uniendo estas dos cosas y visitando una de las ferias lugareñas, al poquito tiempo de llegar al pueblo, los SRES FOTOGRAFOS, lograron un trueque valiosísimo: un rinconcito de la feria para exposición y venta de fotos a cambio de fotos publicitarias de cada puesto, durante todo el fin de semana!. Logrado este acuerdo, emprendimos la búsqueda de nuestro alojamiento/camping para pasar nuestros próximos 5 días, previa visita al pueblo y sus calles. Llegó la hora de dormir pero hay tareas habituales que se deben cumplir cada tanto. Aquí en Cafayate tocó el día de mantenimiento y escritura.

Los días se subsiguieron en la feria desde la media mañana hasta pasadas las nueve de la noche, así viernes, sábado y domingo, agregando el lunes para terminar las fotos a los puestos Si nos preguntan si salimos airosos con la venta contestamos… “obvio… salimos con muchos amigos nuevos, la plata va y viene”! Ja.

Así fue que gracias a la feria conocimos a Clementina, flia y amiga las cuales nos enseñaron los lugares bellos, la cultura lugareña y el pensamiento personal de este lindo punto cardinal; y también a Jairo, un niño de 11 años, hijo del dueño del parador/comedor de la feria que, junto con Clementina, nos guiaron a través de ríos y montañas para realizar la excursión de las 7 cascadas, las cuales conocimos las 4 primeras. Una buena excursión con buena compañía para premiarnos por llegar sanitos y salvos al PRIMER MES fuera de casa.

Aquí en esta hermosa ciudad cumplimos los primeros 30 días de esta aventura/experiencia.
Aquí tomamos mucho sol, y escuchamos mucho folclore. Aquí comimos las primeras empanadas típicas del norte argentino, con papa y (para quien le guste) picantito. Aquí en Cafayate.

Pero todo viaje tiene que seguir, y todo viajero tiene que partir, así fue como, despidiendo a estas hermosas personas, partimos rumbo a Salta Capital.

Como regalo para el adiós, atravesamos uno de los tramos más sorprendentes de este norte argentino. A través de la ruta 68, surcando La Quebrada de las Conchas, fuimos encontrando las distintas formaciones rocosas que daban lugar a la imaginación y al asombro.

Los castillos
El obelisco
El anfiteatro
La garganta del diablo

Así, km a km, llegamos a Salta Capital. Una ciudad “linda” como su apodo lo indica; donde se puede apreciar claramente la colonización en sus edificios y sus iglesias. Donde también se refleja el movimiento de una ciudad capital, con su noche, sus museos, su vida social, y toda una gama amplia de comercios y ferias. Sus calles empedradas y sus plazas siempre cuidadas.

Pero aparte de toda esta belleza, había un deber que debíamos cumplir primeramente. Este deber era dar pelota a Clota que, a gritos pedía un electricista!. La tarea que había realizado nuestro Luis en Valle Fértil, nos había permitido llegar hasta aquí, pero le debíamos a Clota más que una “atada con alambre”. Así fue que conocimos a nuestro segundo Luis, nuestro nuevo electricista, que en dos días, nos detectó el problema, nos arregló todo el cablerío madre, artería principal de Clota, nos arregló la alarma, nos colocó un corta corriente anti robo, nos pasó una película turística del norte para no aburrirnos y nos dio de comer dos veces!!.

Ahora si, con el deber cumplido, salimos a recorrer esta bella ciudad, donde en sus ferias encontramos a Héctor, quien nos había dado la oportunidad de venta y el espacio privilegiado en la feria de Cafayate, “el mundo es un pañuelo”.

Nos dimos un gustito, los cuales son contados en el viaje.

Seguimos recorriendo sus plazas y calles. Subimos el Cerro 20 de Febrero, el cual se puede subir con teleférico, con vehículo o como un buen deportista trotando y trotando. Desde allí se puede observar toda la ciudad con sus hondonadas verdes y ocres, sus techos de tejas rojas, y sus cúpulas, y hacia la noche, luego de calentar agüita pa´ el mate, nos quedamos a observar las infinitas luces de la ciudad debajo de la inmensidad de luces de las estrellas.

Paseando por el centro mas tarde, nos enteramos que habíamos llegado justo un fin de semana de festejo en la capital, donde se iban a desarrollar eventos culturales gratuitos por la semana de la cultura, como ser la noche de los museos, conciertos gratuitos al aire libre, eventos de baile y música folclórica, tango, etc. Por suerte para nosotros, pudimos disfrutar de los conciertos de Yotivenco y Soledad Villamil, en el teatro principal y al día siguiente, los museos gratuitos, esta vez acompañados por una pareja de jóvenes franceses que tuvimos el placer de conocer en el camping, Elsa y Antoni.

Para los cholulos!

Y como no podíamos ser malos anfitriones locales para con nuestros jóvenes aventureros extranjeros, decidimos quedarnos un día mas para poder ofrecerles el VERDADERO ASADO ARGENTINO!. Fue un rico almuerzo con gente linda, ávida por la cultura y la carne argentina! Buenos días en Salta Cap., buena gente en Salta Cap.!

Como todo lo bueno tiene un final, nos despedimos de los francecitos y de “la linda”, para buscar el Tren de las Nubes…! No lo pudimos encontrar, pero encontramos su vena, su visión, su panorama… surcando rutas paralelas a las vías del ferrocarril más famoso y alto de Sudamérica, llegamos al pueblo de San Antonio de los Cobres.


San Antonio de los Cobres llegó a través de ripio, montañas y belleza absoluta. Llegó de noche. Llegó con frío y hambre, pero llegó. Buscamos donde dormir, pero la lejanía del pueblo hacía que los lugareños trataran de salvarse de por vida con la plata del alquiler de una pieza… entonces decidimos malgastar el dinero del alojamiento en una rica y caliente cena, para luego elegir la “playa” de la única estación de servicio del lugar, con solo un surtidor funcionado a cuenta ganado!.

El sol del día siguiente nos mostró el pueblo realmente, y luego de un completísimo cuestionario de Gisella, una nena de 6 años, (desde “esta es su casita?, desde donde vienen?, como se llaman?, que comen?, como duermen?”, y así hasta el infinito), partimos rumbo a nuestro siguiente destino, ya en una provincia nueva, con paisajes distintos, e historias diferentes.

TOMO X. Mes nuevo… provincia nueva… Tucumán! // 01-03 Dic 2009

Llegó diciembre y como mes nuevo, provincia nueva y así se renueva la alegría… llega Tucumán y llega con uno de los caminos mas lindos de la Argentina, dicho por gustos de varias personas cercanas. El camino a Tafi del Valle.

Pero no nos adelantemos… la cosa fue así… la salida del camping uniformado fue con bombos y platillos, de allí directo a una ruta árida árida que nos llevó a pasar sin pena ni gloria por la capital de Catamarca, sólo con el propósito de ganar un poquito de dinero ahorrando con el preciado GNC.

San Fernando del Valle de Catamarca estaba durmiendo cuando llegamos. Sus calles despobladas y sus negocios cerrados daban la impresión de una ciudad sin vida. Cada vez se hace mas claro entender el por qué de las siestas del pueblo del interior del país, donde las calles se hacen amigas de la soledad. El sol se hace sentir tanto luego de unas ricas empanadas al almuerzo, que si uno no se refugia bajo el techo del hogar, llega a transformarse en un fósil más del Valle de la Luna. Así fue como conocimos a Catamarca, sin pena ni gloria, donde las calles estaban llenas de sol y de soledad.

Seguimos camino y como sin darnos cuenta, cruzamos el límite imaginario de provincias impuesto por el hombre, solo hecho real por un simple cartel…Bienvenidos a Tucumán!

Los pueblitos se fueron sucediendo uno tras otro sobre la ruta, pueblos a la vera de calle, algunos con unas pocas cuadras mas que otros, y así, cambiando de ruta y surgiendo como algo imaginario, de golpe el paisaje se transforma. Comienza el trayecto a Tafí del Valle, una cuesta de gran altura, con caracoles zigzagueantes alrededor de cerros cubiertos de una frondosa vegetación verde, era como pasar la página de un libro, completamente distinta a página la anterior. De aridez y colores ocres a vegetación verde y humedad!.


Así de lindo es el camino, así de paciencia es la que tuvimos, ya que Clota, eligiendo ella misma el GNC para la ocasión, nos transportó a 20km/h toda la cuesta…!

No importa… solo vemos el lado positivo de todo… y en esta ocasión vimos que ir a 20km/h nos permitía ver TODO! Y fue hermoso.

Llegamos de noche al pueblo entonces…directo al camping municipal. La mañana siguiente nos depararía arreglar el problemita por el cual Clota veía enojándose seguido: la panquequeada de combustible.

Una vez contentos por el logro obtenido, emprendimos una mini excursión por el pueblo…

Y luego una vuelta circular con Clota por ocho distintos pueblitos dispuestos uno atrás de otro sobre una ruta de ripio rodeando el Cerro Pelado, donde a veces se asomaba el Dique La Angostura, perteneciente al embalse El Mollar, y donde se podía ver al Valle de Tafi, allí abajito!. Las laderas eran verdes y se podían observar los sembradíos sobre ondulaciones custodiadas siempre por algunos caballos dispersos.

Finalizamos el circuito bajando a la ciudad del Mollar donde pasamos la noche en el camping pegadito al Dique. Una noche de lluvia donde las lentejas nunca se terminaron de cocer!

La mañana siguiente decidió estar nublada por largo tiempo, pero eso nos ayudo en parte para poder hacer el camino que nos depararía a continuación, ya que la altura y el ripio no son muy buenas amigas de Clota, mejor era que no se sumara el calor del sol pleno. Así fue como arrancamos para Amaicha del Valle, como primer pueblo a cruzar hacia nuestro destino. Al camino de cornisa se le sumó una gran y densa nube que por momentos imaginaba un emocionante juego de Atari!.

Pero la ciudad se hizo presente como así también el comienzo de Los Valles Calchaquíes, esas grandes formaciones rocosas, con colores ocre, amarillo y rojo ladrillo. Se vuelve a la aridez y se deja lo verde Tafí, pero se ve hermoso.

Pronto nomás nos desviamos 5km para visitar las ruinas de los Indios Quilmes, donde uno puede darse cuenta de la gran mentira que es el “descubrimiento de América”, la “colonización”, etc., ya que culturas preincaicas dejaron su huella y dan cuentan del avance de técnicas, investigaciones y civilización con que contaban los pobladores nativos.

Una provincia mas, una historia más para contar.