viernes, 26 de marzo de 2010

TOMO XX EN BOLIVIA… Copacabana: Olor a mar en el país sin mar! // 16-17 Ene 2010

Con un viaje en micro de 3:30hs llegamos al único espejo de agua que tiene Bolivia, el lago más alto del mundo: el famoso Titi Caca.

El micro no termino su recorrido: llegamos al primer punto de agua, de allí tomamos una embarcación pequeña y el micro otra balsa, durante 15 minutos, para luego retomar el micro nuevamente y seguir un poco mas bordeando ahora sí el hermoso Titi Caca (desdiciendo el significado de su nombre)

Finalmente, después de 40 minutos más llegamos al puerto de Copacabana. Un pueblo religioso, pesquero y turístico, donde las artesanías, los puestos de comida marina y las flores para challar en nombre de la Virgen de Copacabana, juegan una competencia para ganar el puesto “somos los mas típicos de aquí”.

Sus dos calles principales que desembocan en el puerto están abarrotadas de negocios de artesanías, uno pegado al otro con los mismos productos, uno igual a otro: pero con sus calles adoquinadas, sus totoras en el lago y su cerro de fondo se arma un cuadro casi perfecto, lo que hace olvidar la repetición.

Por recomendación logramos llegar relativamente temprano, lo que nos facilitó el conseguir alojamiento, mas tarde ya no habría ni en la playa!. Dejamos los bolsos y derechito al mercado a almorzar el primer pescado desde Baires: la famosa trucha frita.
Luego de semejante manjar, a pasear, a escalar el cerro (donde conocimos a tres chicos chilenos, viajantes y muy buena onda) y a recorrer la costa porque la noche llega rápido y el alojamiento cierra las puertas 11pm.

Ya pensando en el día siguiente nos aseguramos la partida comprando boleto y víveres (son más baratos desde aquí), para la famosa Isla del Sol.
Sopita y a la cama porque 8am debíamos estar como estatuas en el puerto para la salida del barco. Y así fue, con sol incluido, partimos en botes a motor rumbo a la Isla del Sol.

TOMO XIX EN BOLIVIA… La Paz: Un gran pozo de cemento, locura y diversión. // 14-16 Ene 2010

Llegó La Paz y llegó demostrando que de paz no tiene nada!.

El micro arribó de día por la zona elevada de la ciudad, lo que se denomina el Barrio El Alto. El viaje en micro esta vez se puede decir que fue bueno, y la sorpresa de la aparición de la ciudad de La Paz fue mejor.

Por la ruta comenzó a divisarse el “pozo” literal de la gran ciudad. Casas y casas y casas a todos lados de la ladera, sobre todas las caras de las montañas que forman el valle donde se emplaza La Paz.

Conforme el micro va descendiendo zigzagueando, las casas y calles se dibujan más claramente, y uno va acercándose a la locura misma de la ciudad. Llegamos a la terminal donde por primera vez se escuchaban mensajes públicos informativos para los turistas en idioma inglés; de allí derecho a caminar en busca de los alojamientos recomendados por Fabi. Llegó la noche y con calles muy empinadas y sin suerte seguimos hasta toparnos con nuestro futuro hogar: un hostel hecho y derecho!.
Nos tomamos la primera noche para descansar, ya que el día nos esperaba con muuuuchas cosas para ver.

Y así fue: micros pequeños que hacen a la vez de colectivos públicos tratando de ganar posición en cada cuadra, peatones tratando de cruzar por semáforos olvidados, planificación irregular de calles, subidas y bajadas de veredas empinadas, gritos de “avisadores de recorridos” de colectivos a todo momento a través de las ventanillas o puertas de los buses, mercados y ferias enormes, realmente enormes, bocinas y gente, gente… mucha gente.

Con todo esto y mucho mas la ciudad nos fascinó!


Probando cosas distintas, cenamos en un restaurante árabe y volviendo al hostel, especulando fechas, analizamos la salida temprana de la ciudad al otro día, rumbo a la Isla del Sol. Resuelto esto nos dormimos rapidito para levantarnos como lechuguita, tempranito.
Se hizo la mañana y la terminal, ya colmada nos esperaba, pero no los boletos!. Llorando y rogando nos informaron que desde otro punto de la ciudad salían mas micros con mas posibilidades y precios de boletos. Para allí fuimos y, consiguiendo lo preciado, partimos rumbo a Copacabana, puerto de donde parten los botes rumbo a la Isla del Sol!.

TOMO XVIII EN BOLIVIA… Cochabamba: Cuna de Evo Morales! // 11-14 Ene 2010

La llegada a nuestra próxima ciudad fue de madrugada, lo que provocó una espera en la terminal, de 2hs con sus correspondientes ruidos, llamados, ventas de pasajes “a los gritos”, y mucho, pero mucho movimiento.

Después de desayunar para quemar un poco el tiempo, partimos en busca de alojamiento, conseguido esto salimos a recorrer la ciudad. La misma nos dio la impresión e ciudad comercial para el boliviano mismo, con muy pocos puntos de interés para el turista común. Solo un gran Cristo que bendice a la ciudad aparece en los planos, al cual se llega por una gran escalinata o un teleférico.

El recorrido nos llevó como siempre, a la plaza principal y desde allí a galerías de libros, artesanías y regalarías. Luego nos fuimos al parque central, donde, pagando pocos bolivianos, podías pasar el día, ingresar a la pileta y pasear en trencito. Juegos de todo tipo para la gente lugareña. Nosotros simplemente descansamos!

Entre” pitos y flautas” se hizo la hora de cenar. Lo hicimos comiendo en el hotel para dormir temprano y aprovechar el día siguiente.

Llegó la mañana y con ella la caminata (solo de los muchachos, la chica en cuestión con percances estomacales, decidió pasar el día acostada), La ciudad no mostró nada distinto al día anterior, entonces se compraron algunas cosas y se dispuso conseguir pasaje para seguir viaje al día siguiente. Finalmente esta tarea en esta terminal se debía hacer al momento de partir (esto es un viva la pepa!), entonces algunos volvimos al hostal y otros a visitar la feria más grande de la ciudad: aproximadamente 13 manzanas. Antes de perderse decidió salir rapidito y de ahí al hostal también.

Cochabamba fue ciudad comercial y como tal, partimos a la mañana siguiente sin mucho mas para contar, con un nuevo viaje en bus, pero esta vez de día y al medio!.

TOMO XVII: EN BOLIVIA…Sucre: El resplandor de lo blanco. // 05-11 Ene 2010

A sus afueras las ciudades hasta ahora visitadas de Bolivia fueron similares entre sí. Los micros generalmente arriban a cada ciudad desde las zonas altas donde se distingue la marginalidad con todo lo que la palabra significa, al margen de la ciudad y al margen de la sociedad. Así van adentrándose a la vez que van descendiendo en altura hasta llegar a las cercanías del centro, pero Sucre hizo la excepción.
En este mostró un resplandor de ciudad capital, hasta ahora no vista por nosotros. Resplandor porque le hace caso literal a su apodo: “La ciudad blanca”.

Empezando desde el principio y como ya lo habíamos anticipado, obviamente nos vendieron los últimos 3 asientos del micro nuevamente, esta vez con la promesa que el vehículo “comodísimo” y la ruta asfaltada iban a recrear un viaje esplendoroso… sólo diremos que fue algo mejor.

El micro nos dejó antes de llegar a la terminal, en su local de encomiendas, porque… porque así lo dispuso! Y así, comenzando a planificar, caminamos por una avenida ancha que derivó en el centro mismo de la ciudad donde , luego de hacer varias consultas, finalizamos en el alojamiento mas cómodo y accesible posible, justo enfrente de nuestro amado mercado central.

Una vez ubicados comenzamos la maravillosa aventura de caminar por esta hermosa ciudad. Si creíamos que en Potosí la llegada de los españoles era evidente, en Sucre era certera y literal, siendo la mayoría de los edificios son de estilo europeo en la época colonial.

Las iglesias, de todo tipo, tamaño, color, arte y religión, se encontraban a la vuelta de cada esquina,

Las fachadas de cada edificación pintadas de un blanco inmaculado (escuchamos por ahí que cada año pintan su ciudad para dar a su apodo carácter literal). Casas con techos de tejas rojas simulando la costa de algún país del Mediterráneo.

Y los mas precioso, cuidado y labrado que vimos hasta el momento: las mejores plazas, parques, jardines y plazoletas. Colores, dibujos y letras, todo bocetado en flores y plantas adornan cada espacio verde de la ciudad.

Para cuando nos dimos cuenta ya era hora de cenar y que mejor que festejar nuestro SEGUNDO MES DE VIAJE, en nuestro amado mercado central, que estando en la capital permanece abierto hasta la cena también!

El festejo no podía terminar ahí, entonces salimos a tomar algo a algún local (no pa´ extranjeros, como nos recomendaron en el alojamiento), descubriendo que la plaza central seguía con vida nocturna, una plaza que a toda hora tenía visitantes.
El cansancio ganó y la festichola siguió en los sueños y en el día siguiente…
Amaneció con sol y dio ganas de salir a visitar el parque central donde el diseño paisajístico ganó el podio.

Un par de mates y a seguir calle (bien) arriba hasta el mirador de la ciudad; escalinatas y más empedrados para llegar a un gran zócalo con su convento a un margen, la gran iglesia al otro margen y para cerrar el zócalo una gran galería con sus arcadas de cada lado, mostrando una vista fantástica de toda la ciudad.

Seguimos buscando las calles y sus rincones hasta que se hizo la hora de retirar la ropa limpia del Lave-Rap que, por 1ra vez en el viaje después de dos meses, descansó del jabón de pan blanco para saborizarse con olorcito a rosas y suavizante chuavechito chuavechito… que placer fue el toallón!

Llegó la noche, llegó la cena, llegó el mercado! Y (para los hombres de la trouppe) llegó otra salida, la señorita prefirió quedarse con su librito en el hostal… así cada uno disfrutó a su manera el comienzo del 2do mes y de lo que pensábamos hasta ese momento, iba a ser la última noche en Sucre.

El 3er día otra vez nos recibió con sol, salimos del alojamiento dejando nuestra habitación y, haciendo tiempo para nuestra supuesta partida, anduvimos por lugares nuevos y almorzamos en un lugar “lejos del mercado”, luego nos fuimos a un parte no visitada del parque central donde se encontraban concentrados todos los juegos de plaza para chicos, muchos como la calesita movidos a fuerza de pulmón y corazón de las cholas. Juegos donde la alegría y la diversión están muy lejos de una pantalla de TV o un joystick. Una linda tarde, una linda visión.

Despidiendo la ciudad nos fuimos caminando a la terminal por calles empinadas que quitaban el aliento, llegando en el horario sugerido, 2hs antes de la salida de los supuestos micros a nuestro siguiente destino, pero como para que no nos olvidemos nunca lo que es el transporte en este hermoso país, en este caso, para nuestro siguiente destino, los pasajes se vendían el día anterior o como mucho a la mañana en oposición a todos los otros destinos antes visitados donde se tenían que comprar en el momento. Resumiendo: una vuelta más con las mochilas, un recorrido más al alojamiento, un paseo más por las lindas calles, una noche más en Sucre.
El día siguiente era el definitivo, y luego de una despedida al mercado nos fuimos a recorrer otros mercados y ferias en la calle, como es común aquí, donde cada puesto era un mundo aparte; donde podías encontrar 2 remeras por 5 bs o un martillo, o un kilo de duraznos blancos.

Se nos hizo la hora de partir, esta vez con boletos en mano, a nuestro siguiente destino… ahora sí… en el mediecito del micro… vuelta al ripio… con paradas técnicas por doquier… con discusiones con choferes… y todo eso que ya nos es familiar… a Cochabamba!

PD: Flias. de estos tres viajeros: si están leyendo estas líneas es porque todos estos viajes en micro no han pasado más que por simples momentos complejos… estamos todos sanitos y salvos… en algún lugar de América del Sur.

miércoles, 17 de marzo de 2010

TOMO XVI. EN BOLIVIA… Potosí: Llegó la puerta de entrada real! // 05-08 Ene 2010

Querida “hinchada de 12 volts” (citando a nuestros amigos Ari y Lu), si nuestra historia micrística ya contada en tomos anteriores les puso la piel de pollo, el relato de la siguiente travesía los va a dejar como “El Grito”.

Es una consigna lugareña o un parecer propio, pero da la impresión que los últimos asientos de los micros están guardados siempre para el turismo, entonces cumpliendo el mandato implícito, nos destinaron los últimos tres para uno de los traqueteos mas memorables en la historia de los traqueteos.
Luego de presenciar el enojo de una chola por la venta “aclarada” y posteriormente no aceptada, de un “lugar en el pasillo", el micro procedió a comenzar su travesía que perduró por ocho horas, entre lluvias internas del micro y paradas innecesarias.

Solo se contará, y dejará para la imaginación el resto por el bien común, que lo mejor de todo fue no haber cenado.

El arribo fue a las 5 de la mañana a Potosí. Allí nos esperaba la flamante terminal que fue nuestro hogar/cama por dos horas hasta que la ciudad comenzara su vida. Sin embargo la vida de la terminal comenzó mucho antes con los “buenos vendedores” bolivianos que, por la competencia apabullarte de compañías, comienzan con gritos continuos disparando sus destinos cual remate de pertenencias de Michael Jackson. Esto nos provocó una adelantada partida saliendo en búsqueda de alojamiento demasiado temprano, lo que desencadenó una espera de 1:30hs en el garaje de un alojamiento que, agregando caritas de perritos mojados, dio su recompensa, logrando un “Residencial” cómo y accesible. Y como seguimos creyendo en el Yin y el Yan, gracias a esta espera nos enteramos que a las 10 de la mañana habría un evento histórico para la ciudad: el arribo del presidente Evo Morales para la entrega de bastones de mando a los nuevos dirigentes indígenas de la ciudad. Este evento fue abierto al público en general, lo que provocó que nuestros flamantes fotógrafos pelaran credencial inexistente (con sus cámaras profesionales bastaba) y entraran al habitáculo de fotógrafos internacionales, ahí pegadito al palco oficial!. Resumiendo: fue un espectáculo lleno de colores, olores y aprendizajes locales, donde no faltaron las flores plásticas para recibir a Evo, los juguitos en bolsa, las gelatinas, los sándwich de fiambrín y pollo, los helados de mango, maníes, tutuca, pistachos, papel picado, globos con formas, he infinidades de “maravillas” más. La fiesta terminó para nosotros pero el pueblo siguió con flores y banda para la plaza principal.

(Terminó para nosotros por el cansancio que azotaba debido a una noche de ruta agitada). Luego de una larga siesta salimos a descubrir una Bolivia distinta, una ciudad hermosa, la mas alta de todo el país con 4067msnm, y algunos dicen del mundo, con calles empedradas, cubiertas de gente y autos, llenas de puestos callejeros en calles y zócalos, donde se podían encontrar huevos de gallina de 5 clasificaciones distintas literalmente, donde las mujeres trabajan a la par de los hombres en laburos pesados que demuestra que finalmente la mujer es la que lleva los pantalones bien puestos (a pesar de la sociedad machista que se respira) y donde los negocios se clasifican y agrupan por cuadras como en el barrio del Once (pero mas lindo).

Ciudad donde se abrió para nosotros un nuevo y mágico mundo: el de los mercados centrales. Lugares donde realmente hay de todo en puestos abarrotados de cosas, cada uno en su rubro: almacén, perfumería, verdulería, carnicería, ropa, florería, etc.; así mismo las plantas altas ofrecen menúes de desayuno a 5 bolivianos ($2,85) o almuerzo/cena por 8 bolivianos ($8,50). Puestos donde con solo mirarlos daban a uno la sensación de que algo necesitas, aunque no sea así. Los mercados, lugares fascinantes para nosotros.

Seguimos conociendo la ciudad con sus subidas y bajadas, y aquí es donde comenzamos a observar cada vez más la presencia del español en tierras sudamericanas. Las plazas y edificios circundantes, las calles angostas y (algunas) sin veredas, los balcones de madera sobresaliendo de la edificación, las luces navideñas, los antiguos arcos que rodean parte de la plaza, lo cuales antiguamente servían como barreras de separación para los indígenas, pudiendo pasar solo los españoles, toda la ciudad adoquinada y con faroles iluminando el centro. Fascinados comimos y a las diez de la noche, porque todo cierra, nos fuimos a dormir.

El dia siguiente nos esperaba con un desayuno suculento en el mercado y luego la excursión a las minas de Potosí, sustento de ayer, de hoy y del mañana por varios años más, de la ciudad y su gente. Lugar duro si los hay, donde sus trabajadores laburan por lo que sacan y nada mas; si no hay suerte, no hay paga. Se mantienen mascando coca, tomando refrescos y alcohol puro, fumando cigarrillos y adorando al “tio”: la imagen del diablo, dueña de los subsuelos. Y así 12hs por día.

Y mientras unos trabajan duro otros vuelven al residencial a comer, a descansar, a asimilar todo lo vivido y a prepararse para un nuevo día donde les espera un nuevo viaje en micro.

Dejamos una ciudad llamativa y cautivante, Potosí, para aventurarnos a la capital del país, Sucre.

TOMO XV: EN BOLIVIA…. Tupiza: Ventana a lo que vendrá. // 04-05 Ene 2010

No podemos comenzar este tomo sin dejar de mencionar el TRAQUETEO que supimos conseguir... en el viaje!. Como diría nuestro amigo de ruta y citando “Bravo, eh!”.

El micro surcó desde pistas angostas, pasando por quebradas y túneles, todo por una ruta de ripio iluminada solo por la propia luz del micro y sin ninguna señalización, cartelería o línea punteada. Mencionado esto pasamos a contar la experiencia en la 1ra parada oficial en el país hermano.

A Tupiza la conocimos de noche y con llovizna, que nos dificultó y mucho, la búsqueda de alojamiento. Finalmente dividiendo el grupo conformado naturalmente, pudimos pernoctar: Marcos y Jesi durmieron en el comedor de un hostal con dos argentinos mas, y los cloteanos paramos en un residencial donde, maravillados, descubrimos una TV en la habitación!. Imagínense tres persona citadinas, después de casi dos meses de la partida sin posar la vista en un 14” siquiera... y de golpe... HBO!. Demasiado! Tanto así fue que nos pasamos horas sólo mirando tributos a la partida del queridísimo Sandro (fallecido hacia horas)!. Pero llegó el sueño y el cansancio y contra eso no hay película estreno que resista.

Al día siguiente, decididos a no perder tiempo de viaje, sacamos pasaje de micro para ese mismo día cambiando completamente el recorrido planificado, visitando primero las ciudades que dedicaríamos a la vuelta y dejando el tren para el final del recorrido.

Sin embargo nuestro compañero Marcos hizo bien los deberes y nuevamente se levantó a las 5 de la matina para buscar lugar en el tren y… eureka!, el que busca encuentra y sacó para el día siguiente, lo que nosotros al no madrugar podríamos recién para dos días mas adelante (tener en cuenta que el tren no sale todos los días de la semana).

De esta forma el grupo se dividió definitivamente augurando cada uno un BUEN VIAJE, SUERTE Y HASTA PRONTO, algo a lo que los cloteanos debemos acostumbrarnos: las despedidas. GRACIAS CHICOS POR SU COMPAÑÍA!

El resto del día fue para encontrar la belleza del lugar: su típica plaza, sus calles angostas, la mezcla de adobe con casas coloniales, el descanso del calor de la tarde y el comienzo del conocimiento y disfrute de los negocios bolivianos, la existencia del jugo en bolsita con sorbete y las gelatinas en cada esquina, y el nunca mas relegado: pollo frito con arroz blanco (base de toda comida aquí en Bolivia).

La noche nuevamente nos depararía un viaje más en micro, un traqueteo más, hacia la famosa ciudad de Potosí.

Primera ciudad boliviana, primer contacto con bolivianos locales, primer agradecimiento a esta gente linda.

TOMO XIV: Ahora si…Bolivia país nuevo: Villazón: Una pispeada al color y al aroma. // 04 Ene 2010

Siempre cruzar una frontera es sinónimo de curiosidad pero cuando pensamos en Bolivia,la curiosidad se intensifica, y ni hablar cuando el cruce se hace por Villazón (ciudad pegadita a La Quiaca), donde la palabra “comprar” está escrito con mayúscula.

Argentina se separa de Bolivia en esta parte del mapa, por el Río Pilcomayo, de esta manera sólo cruzando un puentecito uno cree que se encuentra en el pais vecino, pero… estamos hablando de nuestro querido Bolivia, donde el trámite de inmigración se atascó dos horas y media sólo por haberse acabado las “fotocopias” de pasos migratorios!.

Y fue así como luego de haber realizado una cola de tres horas, donde se escuchan idiomas distintos, historias ajenas, idiosincrasias parecidas y ridiculeces porteñas, viendo como las mamitas, cargadas con mas peso que nuestras tres mochilas, cruzaban por el río la mercadería de un lado al otro para evitar el franqueo, una y otra vez; cruzamos definitivamente de país para adentrarnos en Bolivia.

Villazón fue para nosotros una ciudad de paso, ciudad donde si no sos fuerte podés salir recargado de bolsas con cosas que van desde una cámara digital, estéreos y celulares, pasando por un desodorante, jugos mocochinche, candados, mangueras de riego o charangos.

Su zona principal son sus 10 cuadras a la redonda partiendo desde la frontera, donde se puede encontrar absolutamente “de todo”, pero ojo argentinos, no nos engañemos, ciertas cosas son directamente cobradas en pesos argentinos, lo que equivale a igual valor que en nuestro país!.

Y así fue como sin querer ser embelezados por los puestitos/negocios, nos fuimos rapidito a la terminal donde nuestro bus nos dejó plantados por una hora, y que finalmente salió, sobrevendido pero salió, rumbo a Tupiza, nuestra primera parada obligada.

Solo para cerrar este 1er capítulo extranjero… viajantes que se aventuren a las rutas bolivianas, siempre llevar consigo: una caja de Dramamine y un juego de amortiguadores, porque parece que a los chofi lugareños le pagan mas si agarran todos los pozos y lomadas que existen en estas rutas de ripio, y si no disminuyen la velocidad le agrandan la canasta navideña a fin de año!.