La mañana en que salimos para Moquegua, 5 días antes, salimos con la intención de llegar aquí, a Arequipa. Así lo hicimos luego del robo, sea la hora que sea de llegada.
Para nuestra sorpresa, llegamos a una ciudad amplia y bien colonial, con sus calles empedradas, iglesias por doquier, casonas bien conservadas y su plaza de armas hermosísima.
Arequipa fue una ciudad de arreglos de cerraduras forzadas y puesta a punto de Clota. Fue una ciudad para tratar de distender y reflexionar. Fue una ciudad para probar platos y postres nuevos. Fue una ciudad de visitas a edificios históricos y mucha caminata.
Fue una ciudad de espera a nuestro 4to integrante. Pero esta espera llegó a su fin luego de cinco días, cuando este 4to integrante nos comunica desde Moquegua que su viaje con Clota a cambiado de rumbo, que su plan a cambiado de visión y que su nuevo esquema le mostraba un trabajo estable en Moquegua dejando momentáneamente las rutas y por consiguiente el grupo.
Así fue como Arequipa fue una ciudad de cambios. Donde Nico tomaba la decisión de parar su viaje y donde Clota seguía el suyo nuevamente con tres integrantes.
Así como el viaje cambiaba su ritmo cuando se agregó un 4to integrante, así volvía a cambiar cuando uno decidía alejarse del camino.
Arequipa, una bella ciudad, donde los mismos peruanos deben presentar pasaporte para ingresar!.
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