sábado, 8 de mayo de 2010

TOMO XXXI EN PERU… Puerto Inca. Chala: Un punto lejano. // 22-23 Feb 2010

Primero lo primero…Arequipa era una ciudad por la cual se debía pasar en nuestro croquis original, croquis armado desde Baires, donde la idea original era ingresar a Perú destino Este, destino Machu Pichu… pero éste croquis varió rotundamente cuando desgraciadamente poquito tiempo atrás (a la altura de Jujuy ida aprox.), la zona de Cusco sufrió una de los mayores aluviones de su historia, obligando a los lugareños y entidades públicas a cerrar el parque y ciudadela a todo visitante, destino con el cual tanto habíamos soñado y proyectado arribar al comienzo de esta aventura.

Este infortunio naturístico nos obligó a cambiar de ruta, dejando de lado el oriente del Perú para ahora tomar el norte definitivo, recorriendo en su paso las playas sobre el Pacífico. Otra visión, otra idea, otro clima, otro paisaje, otra ruta… ruta que ahora nos deparaba un futuro cercano en la playa de Puerto Inca.

Lo segundo es lo segundo… La salida de Arequipa fue temprano en la mañana, sacando a Clota del lugarcito prestado en el hotel, donde debimos desmontar su “ático” para entrarla y ahora nos tocaba volvérsela a colocar.

Dejamos la ciudad en busca del único camping oficial que la oficina turística puede ofrecer en toda la extensión del Perú (aquí no existe la cultura del camping, es por ello que Clota y nosotros lo vemos difícil para viajar).

El camping quedaba dentro del predio de un hotel sobre la costa del Pacífico, pasando unos kilómetros del pueblo de Chala. Hacia allí fuimos recorriendo tramos bellísimos entre montañas, curvas, acantilados, mar turquesa y atardecer imponente.

Llegó la noche y allí, entre preguntas, curvas y más preguntas apareció un camino de tierra, de curva y contracurva sin luz ni señal, donde dijimos adonde vamos a ir a parar… finalmente un oasis de luces, el mar de frente y ahí nomás ruinas incas, un bello paisaje que con la luz del día siguiente pudimos descubrir con más amplitud.

Un día de relajo, una mañana de fiaca, donde pescadores de la zona nos obsequiaron data de playas hacia el norte que “no nos debíamos perder”, y partimos…. Rumbo al norte.

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