Mendoza era nuestra parada elegida/obligada, favorita por nosotros, ya que nuestro integrante menor es oriundo de esas tierras. Tierras con sequía, que recuerdan mas agua que la actual. Tierras con gente amable, sencilla, lista siempre para brindar una mano o dos a quien lo necesite. Tierras con paisajes llenos de elegancia en sus peatonales, plazas y bodegas; llenos de colorido en sus cerros y ríos; llenos de aridez en sus acequias y senderos.
Aquí nos quedamos, aquí descansamos del descanso, aquí disfrutamos de una estadía como si estuviéramos en la casa de cada uno de nosotros. Aquí comimos hasta reventar y un poco mas. Aquí arreglamos desperfectos y diseñamos mejoras. Aquí compartimos con amigos de amigos que pasaron a ser amigos propios. Aquí nos hicimos familia de la familia. Aquí hicimos cosas que alguno de nosotros nunca hizo. Aquí, en Mendoza…
Pero la llegada no podía hacerse en silencio, entonces en La Paz, 150km aprox. antes de Mendoza, Clota decidió dejarnos en claro otra vez, quien manda en este viaje, ya que tratando de jugar con el ahorro de combustible nuestra amiga comenzó a enojarse por la ambivalencia, obligando a nuestro mecánico de turno (Leo), a hacer el cambio manual y de paso lavarse su estómago por dentro con un poco del preciado líquido que nos lleva y nos trae, la azul nafta.
Primer intento de ventas fotográficas en el Parque San Martín, frustrado por los guardaparques
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Asado para juntar a la gente querida
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Segundo intento de ventas fotográficas en el Parque San Martín, frustrado nuevamente por los guardaparques, ahora con amenaza de multa y secuestro de fotos!
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Y así, entre mates, charlas, cumpleaños, películas, salidas, comidas y mucho cariño y apoyo para con estos viajeros, llegó el momento de la despedida luego de 15 días llenos de cosas vividas para poder completar nuestros diarios mentales.
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