viernes, 26 de marzo de 2010

TOMO XVII: EN BOLIVIA…Sucre: El resplandor de lo blanco. // 05-11 Ene 2010

A sus afueras las ciudades hasta ahora visitadas de Bolivia fueron similares entre sí. Los micros generalmente arriban a cada ciudad desde las zonas altas donde se distingue la marginalidad con todo lo que la palabra significa, al margen de la ciudad y al margen de la sociedad. Así van adentrándose a la vez que van descendiendo en altura hasta llegar a las cercanías del centro, pero Sucre hizo la excepción.
En este mostró un resplandor de ciudad capital, hasta ahora no vista por nosotros. Resplandor porque le hace caso literal a su apodo: “La ciudad blanca”.

Empezando desde el principio y como ya lo habíamos anticipado, obviamente nos vendieron los últimos 3 asientos del micro nuevamente, esta vez con la promesa que el vehículo “comodísimo” y la ruta asfaltada iban a recrear un viaje esplendoroso… sólo diremos que fue algo mejor.

El micro nos dejó antes de llegar a la terminal, en su local de encomiendas, porque… porque así lo dispuso! Y así, comenzando a planificar, caminamos por una avenida ancha que derivó en el centro mismo de la ciudad donde , luego de hacer varias consultas, finalizamos en el alojamiento mas cómodo y accesible posible, justo enfrente de nuestro amado mercado central.

Una vez ubicados comenzamos la maravillosa aventura de caminar por esta hermosa ciudad. Si creíamos que en Potosí la llegada de los españoles era evidente, en Sucre era certera y literal, siendo la mayoría de los edificios son de estilo europeo en la época colonial.

Las iglesias, de todo tipo, tamaño, color, arte y religión, se encontraban a la vuelta de cada esquina,

Las fachadas de cada edificación pintadas de un blanco inmaculado (escuchamos por ahí que cada año pintan su ciudad para dar a su apodo carácter literal). Casas con techos de tejas rojas simulando la costa de algún país del Mediterráneo.

Y los mas precioso, cuidado y labrado que vimos hasta el momento: las mejores plazas, parques, jardines y plazoletas. Colores, dibujos y letras, todo bocetado en flores y plantas adornan cada espacio verde de la ciudad.

Para cuando nos dimos cuenta ya era hora de cenar y que mejor que festejar nuestro SEGUNDO MES DE VIAJE, en nuestro amado mercado central, que estando en la capital permanece abierto hasta la cena también!

El festejo no podía terminar ahí, entonces salimos a tomar algo a algún local (no pa´ extranjeros, como nos recomendaron en el alojamiento), descubriendo que la plaza central seguía con vida nocturna, una plaza que a toda hora tenía visitantes.
El cansancio ganó y la festichola siguió en los sueños y en el día siguiente…
Amaneció con sol y dio ganas de salir a visitar el parque central donde el diseño paisajístico ganó el podio.

Un par de mates y a seguir calle (bien) arriba hasta el mirador de la ciudad; escalinatas y más empedrados para llegar a un gran zócalo con su convento a un margen, la gran iglesia al otro margen y para cerrar el zócalo una gran galería con sus arcadas de cada lado, mostrando una vista fantástica de toda la ciudad.

Seguimos buscando las calles y sus rincones hasta que se hizo la hora de retirar la ropa limpia del Lave-Rap que, por 1ra vez en el viaje después de dos meses, descansó del jabón de pan blanco para saborizarse con olorcito a rosas y suavizante chuavechito chuavechito… que placer fue el toallón!

Llegó la noche, llegó la cena, llegó el mercado! Y (para los hombres de la trouppe) llegó otra salida, la señorita prefirió quedarse con su librito en el hostal… así cada uno disfrutó a su manera el comienzo del 2do mes y de lo que pensábamos hasta ese momento, iba a ser la última noche en Sucre.

El 3er día otra vez nos recibió con sol, salimos del alojamiento dejando nuestra habitación y, haciendo tiempo para nuestra supuesta partida, anduvimos por lugares nuevos y almorzamos en un lugar “lejos del mercado”, luego nos fuimos a un parte no visitada del parque central donde se encontraban concentrados todos los juegos de plaza para chicos, muchos como la calesita movidos a fuerza de pulmón y corazón de las cholas. Juegos donde la alegría y la diversión están muy lejos de una pantalla de TV o un joystick. Una linda tarde, una linda visión.

Despidiendo la ciudad nos fuimos caminando a la terminal por calles empinadas que quitaban el aliento, llegando en el horario sugerido, 2hs antes de la salida de los supuestos micros a nuestro siguiente destino, pero como para que no nos olvidemos nunca lo que es el transporte en este hermoso país, en este caso, para nuestro siguiente destino, los pasajes se vendían el día anterior o como mucho a la mañana en oposición a todos los otros destinos antes visitados donde se tenían que comprar en el momento. Resumiendo: una vuelta más con las mochilas, un recorrido más al alojamiento, un paseo más por las lindas calles, una noche más en Sucre.
El día siguiente era el definitivo, y luego de una despedida al mercado nos fuimos a recorrer otros mercados y ferias en la calle, como es común aquí, donde cada puesto era un mundo aparte; donde podías encontrar 2 remeras por 5 bs o un martillo, o un kilo de duraznos blancos.

Se nos hizo la hora de partir, esta vez con boletos en mano, a nuestro siguiente destino… ahora sí… en el mediecito del micro… vuelta al ripio… con paradas técnicas por doquier… con discusiones con choferes… y todo eso que ya nos es familiar… a Cochabamba!

PD: Flias. de estos tres viajeros: si están leyendo estas líneas es porque todos estos viajes en micro no han pasado más que por simples momentos complejos… estamos todos sanitos y salvos… en algún lugar de América del Sur.

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