La llegada fue relativamente temprano, a pesar de nuestra demora por la dormilona de Clota. Pero a pesar de ello nos fue difícil conseguir alojamiento, ya que para nuestra sorpresa, la ciudad de Tocopilla, aunque figure como punto grande en el mapa costero de Chile, no es un pueblo turístico sino pesquero y ya!.
Paisajes de barcos, malecón y casas de colores, una pegada a la otra pero cambiando de colores rojos, azules, verdes, amarillos… pareciera como que la dirección se indicara por colores y no por números!
Vueltas y vueltas derivaron en salchichas con puré desde la costa, made in Clota, y alojamiento en casa de peluqueros devenidos en hoteleros, sacando a sobrina de habitación.
La ciudad resultó más de paso de lo que se imaginaba y, como de paso significa toco y me voy, a la mañana siguiente emprendimos retirada…
Las fotos escasearon aquí, pero nos llevamos el gran atardecer de la costa oeste sobre la ruta.
Paisajes de barcos, malecón y casas de colores, una pegada a la otra pero cambiando de colores rojos, azules, verdes, amarillos… pareciera como que la dirección se indicara por colores y no por números!
Vueltas y vueltas derivaron en salchichas con puré desde la costa, made in Clota, y alojamiento en casa de peluqueros devenidos en hoteleros, sacando a sobrina de habitación.
La ciudad resultó más de paso de lo que se imaginaba y, como de paso significa toco y me voy, a la mañana siguiente emprendimos retirada…
Las fotos escasearon aquí, pero nos llevamos el gran atardecer de la costa oeste sobre la ruta.
El Pacífico quedará para el próximo tomo!.
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