A Chile lo dejamos pisando su última ciudad hacia el norte, La ciudad de Arica, y justito en la frontera volvimos a devorarnos todo alimento fresco que llevábamos… un poco de pescado del día anterior, tomates y un melón entero!.
Con panza llena directo al papelerío para ingresar a un nuevo país… procedimiento medio inentendible que derivó en que la VENDITA LIBRETA DE PASO POR ADUANAS NI SIQUIERA SEA PEDIDA!! Y que Clota ni siquiera sea revisada.
Fue rápido pero a la vez raro. Ya estábamos pisando suelo peruano y con eso bastaba.
Derecho a la primera ciudad fronteriza que tocó ser Tacna. Allí debíamos gestionar el seguro para Clota porque nuestro seguro caducaba a partir de que cruzáramos a países no limítrofes.
Tratando de logran esto, nos enteramos de la diferencia horaria de retraso de 2hs que Perú tiene con respecto a nosotros, entonces esperando que el seguro abriera con el horario local, nosotros aprovechamos almorzando uno de los 365 platos que la cocina peruana se jacta en tener: un menú para cada día del año sin repetir ni soplar ninguno!.
Tacna era de paso entonces a terminar el pollo con salsa de maní y derecho a cambiar dinero, el seguro y partir.
Emprendimos la retirada por las “pistas” hacia el norte y, logrando recorrer bastantes kilómetros, no fueron los suficientes para que la noche cayera rápido por el cambio de horario, entonces a “alojarnos” en el primer “grifo” del Perú, a pasitos de la ciudad de Moquegua.
Con carpa sobre la playa misma de la estación de servicio y todo, descansamos de un día de trámites.
Un buen paisaje para ser el primer día en el Perú querido.
Con panza llena directo al papelerío para ingresar a un nuevo país… procedimiento medio inentendible que derivó en que la VENDITA LIBRETA DE PASO POR ADUANAS NI SIQUIERA SEA PEDIDA!! Y que Clota ni siquiera sea revisada.
Fue rápido pero a la vez raro. Ya estábamos pisando suelo peruano y con eso bastaba.
Derecho a la primera ciudad fronteriza que tocó ser Tacna. Allí debíamos gestionar el seguro para Clota porque nuestro seguro caducaba a partir de que cruzáramos a países no limítrofes.
Tratando de logran esto, nos enteramos de la diferencia horaria de retraso de 2hs que Perú tiene con respecto a nosotros, entonces esperando que el seguro abriera con el horario local, nosotros aprovechamos almorzando uno de los 365 platos que la cocina peruana se jacta en tener: un menú para cada día del año sin repetir ni soplar ninguno!.
Tacna era de paso entonces a terminar el pollo con salsa de maní y derecho a cambiar dinero, el seguro y partir.
Emprendimos la retirada por las “pistas” hacia el norte y, logrando recorrer bastantes kilómetros, no fueron los suficientes para que la noche cayera rápido por el cambio de horario, entonces a “alojarnos” en el primer “grifo” del Perú, a pasitos de la ciudad de Moquegua.
Con carpa sobre la playa misma de la estación de servicio y todo, descansamos de un día de trámites.
Un buen paisaje para ser el primer día en el Perú querido.
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